DE UN HIJO ADOLESCENTE A UN PADRE

 Jose Ignacio Luque Contreras • 4to. “C”

“Por lo general los padres no saben qué andan haciendo sus hijos, e incluso en algunos casos pareciera que no les importa en lo más mínimo”, es la afirmación de un adolescente, es la afirmación de una persona marginada; no obstante, esto no es, ni debería ser la realidad, porque un padre es el mejor amigo de su hijo.
A la hora de expresar sus sentimientos, los adolescentes talvez den la impresión de ser reservados y andar siempre con secretos; pero de seguro que SÏ quieren hablar con sus padres de lo que les pasa.
Pero esto no es posible, por el hecho de que en algunas familias, los padres se encuentran muy alejados de sus hijos, lo que lleva a algunos jóvenes a preferir los consejos de sus “amigos” e incluso dejarse influenciar por aquellos, pues “los malos compañeros corrompen el buen carácter” (1 Corintios 15:33). En esta circunstancia, son pocos quienes encuentran un amigo que realmente mire la realidad y dé buenos consejos.
Parte esencial del desarrollo personal de un adolescente es definir su propia identidad, es decir las características que lo hacen diferente y único, pues, “El hombre se adapta, según en el medio y ambiente en que crece y vive” (Montesquieu). La misión principal de un padre es ayudar, inculcando principios y valores a sus hijos, desde la niñez, hasta la consecución o el encuentro de la propia identidad, en la adolescencia.